Archivos para noviembre, 2015

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David tras ser transplantado de corazón junto a su hermano José Luis, en el hospital La Fe de Valencia

El 16 de julio llegó la llamada. Una llamada esperada, ansiada desde hacía año y medio. Una llamada que se convirtió en una obsesión. Llegó a las 13:17 horas mientras María Jesús preparaba la comida. Había llegado el día: había un corazón para su hijo David, de 15 años.

Según datos del Ministerio de Sanidad, España ocupa el primer puesto a nivel mundial en donación y trasplantes de órganos. En 2014, 1.682 personas salvaron la vida a otras 4.360 que necesitaban ser trasplantados. Desde 2010 a 2013 se han llevado a cabo 976 trasplantes cardíacos, de los que 77 fueron a menores de 16 años.

David nunca ha jugado al fútbol, no montaba en bici, nunca se ha echado una carrera con un amigo. Nació con una cardiopatía congénita y desde entonces los hospitales han sido su segunda casa. Antes de ser trasplantado, tuvo que abandonar el instituto… su corazón ya no aguantaba más.

A las 17:15 de aquel 16 de julio de 2015 entraba en quirófano. No salía hasta 11 horas después. Una operación complicada y un postoperatorio difícil. Tuvo que regresar a quirófano. Algo no iba bien.

Han pasado 4 meses y David ya sube los 20 escalones de las escaleras de su casa. Esos odiados escalones en los que David tenía que sentarse al quinto escalón y descansar. Su corazón funcionaba sólo al 5%.

Despertó rodeado de cables y máquinas pero lo hizo junto a su hermano José Luis, su alma gemela. José Luis tiene 16 años y nunca se ha separado de David. “¿Qué significa para mí mi hermano? ¿Imagínate una bicicleta sin manillar y sin ruedas? Eso es David para mi”, dice en tono rotundo José Luis, quien estuvo 52 días sin moverse del hospital.

Su joven madre, María Jesús, sólo tiene palabras de agradecimiento para los donantes de órganos, en especial para el donante de su hijo. “Cuando David estaba en el quirófano teníamos miedo de que no funcionase pero pensábamos que nuestro dolor no era comparable con el de la familia del donante allá donde estuviesen. (…) Hay que concienciarnos de que ser donante salva vidas. Nuestro hijo está aquí gracias a que una persona anónima quiso donar sus órganos”, reflexiona María Jesús.

Impresionaba ver a un adolescente, a un niño, como la vida se le escapaba poco a poco. Y sigue impresionando ver ahora a ese mismo niño pincharse en los dedos, unos dedos callosos de tantos pinchazos. Un niño con su metro ochenta, pero que sigue siendo un niño. “Se toma 30 pastillas al día, pero estamos seguros de que poco a poco van a ir disminuyendo”, señala el padre de David, José Luis, mientras observa como su hijo se pincha desde la puerta de la cocina.

David sueña con poder correr. Aún es pronto pero “seguro que ese día llegará”, recalca su padre. Durante años David le ha respondido a la doctora Cano (no se separó de él durante la intervención y los días posteriores ) que “Estoy vivo» cuando ésta le preguntaba cómo se encontraba. Esa fría frase se ha convertido ahora en «Estoy super bien”. Una nueva vida a sus solo 15 años, un corazón nuevo.

Ahora ya ríe. Ahora ya es feliz.

Noticia publicada en Las Provincias 16.11.15 cuando David estaba en lista de espera para el trasplante de corazón.